lunes, 3 de febrero de 2014

Una nube blanca

Hacía mucho tiempo desde que las hojas habían caído. Tus ojos se volvieron grises y tu mirada de hielo congelaba mi sonrisa en el vacío mas absoluto de mi alma. Todo había cambiado, ahora mi vida era como un precipicio en el que no podía dejar de caer, solo tu podías salvarme de esa esperada muerte, pero tu no estabas allí para hacerlo. Llegué al final del precipicio pero la muerte no me acompañó, en su lugar encontré otra cosa... una nube blanca.

Caminé durante horas por aquella extraña superficie. Desde allí, si levantaba la mirada solo podía ver el negro precipicio por el que había caído, pero si bajaba la mirada solo veía la blanca y espumosa nube. Algo se escondía en su interior, pero tenía miedo de averiguar que era, así que seguí andando en linea recta.

Tras muchos días de camino sin un destino claro, decidí que era hora de saber que había ahí, debajo de mis pies.

Me agaché y rasqué, rasqué hasta abrir un agujero, un agujero del que solo salía oscuridad. ¿Como podía haber algo tan negro dentro de algo tan puro y perfecto?

De repente, para mi sorpresa, apareció una luz entre tinieblas. Me quedé paralizada al observar que aquella luz... eras tu.

Mi mente volvió a llenarse de dudas, tenía dos opciones. Mi primera opción era bajar a un mundo de oscuridad donde podías ser la luz que iluminara mis miedos, donde estaría acompañada, pero... ¿por cuanto tiempo? La segunda opción era seguir adelante, por un camino blanco y solitario, pero quien sabe cuánto podía durar ese viaje, quizá días, puede que meses, o incluso, puede que llegará a durar años.

Estuve muchisimo tiempo pensando que camino elegir, luz u oscuridad, compañía o soledad, vida o muerte.

De repente desperté de aquel mar de dudas, los caminos seguían abiertos en mi mente, pero uno de ellos amenazaba con cerrarse si no me decidía a entrar, y no podía dejar que eso pasara, debía elegir, y debía hacerlo ya.

Cogí una moneda y la lancé. En el momento en que comenzó a dar vueltas en el aire supe que opción quería que me dijera, sabía que camino quería seguir. Luz.

Eso significaba que debía perderte, y aunque me doliera en el alma, esa era mi elección, decidí seguir mi camino por la nube blanca, soñando que algún día consigas salir de ese rincón de oscuridad y vuelvas a encontrarme para no volver a alejarte de mi, jamás.

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